domingo, 9 de enero de 2011

La nada y la sinrazón.

Incluso la victoria puede ser humillada
Incluso las piedras pueden hablar
Incluso el fuego puede llevar al frío
Incluso la alegría parece perseguir al malestar.

Son las huellas en la nieve recuerdos vanos de tus pies
Es tu sombra el punto de fuga en tu caminar.
Tu alma se retuerce, se estremece, se contorsiona…
Las heridas se ahondan, tu sangre mana….
Bajo tus pies el camino que sigues se borra
Y el horizonte que te esperaba…
Ya no existe, ahora sólo niebla ven tus ojos
Y enmudece tu garganta…

Quieres llorar, pero ¿dónde están tus lágrimas?
Te detienes porque no puedes levantar los pies del suelo
Ni siquiera parpadear podrías…
Y el mundo sigue vivo ante tus pupilas.

No hay nadie, ¿a quién suplicas?
Ahora quieres apretar los puños…
Hasta que ríos rubíes corran por tus manos
Pero no queda empuje en tus músculos.
Sólo el latir desbocado de tu corazón…
Es capaz de correr cada vez más
 y llenar tus costados de dolor.

¿En qué piensas? Si es que aún puedes pensar…
Ni siquiera los cuervos más despreciables…
Ni siquiera ellos has querido acompañarte.
Un escalofrío como un rayo sube por tu espalda…
Y te hace doblar las rodillas…

Vamos, no aguantarás…
Sólo eres ya un estorbo por tus errores.
Y por fin el cielo sobre tus hombros cae…
Y se abre ante ti la puerta del Averno.

Sientes que se ha terminado…
Que la agonía ya muere con tus estertores.
La oscuridad te recibe con los brazos abiertos…
Te pierdes en el caos…
Te ahogas en un lago más negro que la noche más oscura.
Te pierdes… para siempre… te pierdes.

Vor Eisenreich.
XXII-X-MMX

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